Él hace que sus clases sean de las pocas en las que no estás esperando que suene el timbre para salir al recreo, porque sus clases son mucho más disfrutables; clases dinámicas, divertidas e interesantes.
Pero lo que caracteriza a Fernando no es su excelencia como docente, sino su calidez humana, su bondad, su carisma y sus ganas de ayudar siempre.
Personalmente, lo considero de los pocos docentes que te apoyan al cien por ciento, que realmente se preocupa por los estudiantes y que quiere lo mejor para todos.
Sin duda es el profesor que, los que tuvimos la suerte de compartir el aula tres veces por semana (y unas cuantas mañanas más en el laboratorio), jamás olvidaremos.
Eternamente agradecida por sus enseñanzas y su motivación continua para seguir adelante.